En tutunakú llaman slámpun a la brasa de madera dura que, una vez encendida al rojo vivo, se introduce en un suave tronco de jonote para quedarse en el rescoldo del fogón. Esta brasa quema al tronco desde dentro para no apagarse; vuelto ceniza, el jonote guarda a su vez a la menuda brasa que permitirá avivar de nuevo el fuego, sin necesidad de iniciarlo al día siguiente ni recurrir a la lumbre del cerillo. La plenitud del fuego resurgirá de inmediato para conceder la felicidad de preparar comida, servirla y degustarla.
Tutunakú
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